11.9.08

Día

Supe que hacer en el mismo momento que el reloj dio las 8 de la mañana. Día perfecto para cambiar. No me levanté del mismo lado de la cama, esta vez salí por la derecha, con el alma dispuesta, la cabeza en alto y un brillo especial en mi mirada. Minuto perfecto para sonreir. No me puse la misma ropa de siempre, busqué mas al fondo del placard, y encontré lo que nunca usaba, mis vestidos de colores vivos, perfectos para esta nueva vida. No hubo ningún suspiro resignado al verme en el espejo. Al contrario, la chica que me devolvía la mirada, tenía una expresión triunfante. ¡Día perfecto para conquistar! Silbé una canción movida hasta llegar a la cocina, y me permití un desayuno con todas las letras. ¿Qué importa como me veo? ¡Soy la mejor! Elegí el abrigo mas lindo de los que colgaban en el perchero de la entrada, y me colgué el bolso mas grande y colorido. Lo llené de cosas sin sentido, y salí al facinante día que me esperaba. Perfecto para ser feliz. Mientras salticaba por las veredas, saludaba a mis vecinos, porque ahora puedo ser sociable y encantadora. Una vida llena de sonrisas. Seguí, sin rumbo fijo, no llegué a ningún lado. Pude perderme. Pude dejar de ser yo. ¡Día perfecto para cambiar!

1 comentario:

Peregrino dijo...

que bueno es volverte a leer y mas de esa forma, me gusto mucho este relato!

Espero mantengas el multicolor!

Exitos y besos!!