El lamento de Ana.

Era frágil. Se estremecía. Yo y mis personalidades no entendíamos el porque de su lamento. Solo la veíamos llorar.
Y el mundo hacía lo mismo.
Ana lloraba las palabras que nunca había podido decir. Yo en sus lágrimas veía sus años vividos. Parecía que nos iba a ahogar a todos. Ana está llorando mariposas.
¿Qué le pasaba a Ana? Ella no podía hablar, y yo no podía escuchar.
El viento quiso calmarla, soplando suavemente, la lluvia quiso borrar su pena, cayendo desde el cielo. El mundo respondía ante el llanto de Ana. Y ella no aceptaba respuesta. Quiso ser censurada una vez mas, pero ahora todos eran chismosos y querían saber sobre su vida. El porque de su lamento.
Ana dejó de llorar mariposas. Su llanto era un río desbordado, poblado de angustias y rechazos. Sobrevivía nadando y aguantando la respiración cuando el mundo la hundía.
Un día el río se secó, y Ana quedó vacía. Había expulsado su vida por los ojos. Las mariposas lloradas volaron cargando sus recuerdos, y ella ya había olvidado quien era.
Pude haberle cedido una de mis personalidades, pero, ¿y si algún día me quedaba vacía como Ana? Preferí ponerme la máscara de egoísta, y jugar al tonto.
Ana se perdió.
Yo me quedé sola con mis historias. Ella no quiso volver a mí jamás, y decidió vagar en busca de memorias.
El vacío de Ana era perturbador. Sus ojos no tenían expresión alguna; ni un simple reflejo de las mariposas. Ni una luz azulada. Ahora Ana es gris. Ana es como una pared con un cartel de "Prohibido pintar". Ya se olvidó de todo, cuando dejó que su historia se le escapara en forma de lágrimas. En forma de mariposas.
El mundo se ríe de Ana, porque ella no parece entender nada.
Es frágil, pero no se estremece mas.
Ana se perdió, y ya no sabe quien es.
El mundo quiere censurarla o hundirla pero no tiene con que.
Ana es feliz así, perdida y sin saber quien es. Piensa en blanco. Lo ve todo al revez.
Me uno a ella una vez más. Le presto mis mariposas y me acepta sin rencor. Todos queremos ser Ana, poder olvidarlo todo sin dificultad. Estar vacíos. Felices.
No nos importa el porque del lamento de Ana. Nos importan sus sonrisas.
Y Ana llorará mariposas. Pero las mariposas vuelan en el aire.