Pronto, en un abrir y cerrar de ojos se encontraban en otro lugar.
Era una iglesia.
- Camina.- le dijo friamente.
- No creo en Dios.- le dijo el rubio.
- Y? la iglesia no te va a comer.- le dijo secamente mientras seguía caminando.
Eso decía ella. Las imágenes lograban parecer tenebrosas, inclusive, ante sus ojos. Era como si todas ellas tuvieran sus ojos fijos en él, reprochándole algo. Caminó detrás de Charlotte decidido a no observarlas más.
Aún sentía el peso de sus miradas acusadoras.
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