25.12.08

Tercer café.

Te siento, mientras miro la humedad de la pared frente a mi. Estática. Sobrenatural. Cuento mis respiraciones, y las igualo a las vueltas de mi cuchara, mientras revuelvo la tercera taza de café de la tarde. Tan presente y a la vez tan distante. Me dijiste me voy, pero yo entendí me quedo para siempre.
Es ahora cuando intuyo como algo me romperá todo por dentro, haciéndome sentir frágil y vulnerable. Como porcelana. Y entonces dejo de revolver estúpidamente el líquido. La azucar está mas que disuelta. El calor se fue, dejándome un café frío y sin gusto. No te fuiste como el calor, jamás te irás. Pero basta, no puedo adelantarme a los acontecimientos futuros. Nunca se sabe, tal vez mañana me vas a dejar. O tal vez me vas a soplar la nuca de por vida.
Te siento, en la otra habitación. Derrepente vivir se hace dificil, me duele la cabeza, me mareo con facilidad. El sonido de tu música está tan fuerte, tus aromas me provocan náuseas y verte es un suplicio. Me caigo al suelo, me tapo los oídos. Escucho, con un llanto atragantado, como me gritás de nuevo que te vas. Ahí es cuando me paro, satisfecha. Y lloro. Ah, como lloro. Ahora mismo estoy llorando, reviviendo con perpetua agonía cuando me dijiste que te ibas.
Es que todavía te veo todo el tiempo. Algo me impide dejarte ir. No es que te quiera. Todo lo contrario. Deseo que te vayas para siempre.
Me harté de este café, quiero que desaparezca. Frunciendo el ceño golpeo la taza sin importarme nada. Derramo una lágrima cuando la porcelana estalla en mil pedazos, me siento vacía cuando el líquido se esparce por el piso blanco de la cocina. Río desesperada. ¡No lo veía venir! La taza eras vos, la taza era toda una vida juntos. Ahora que te rompiste, finalmente te tiro a la basura. Es cuando te me escapás de las manos grises y enfermizas, te vas para siempre. Y mi café querido, mi tercer café, ¿eran mis lágrimas? ¿Sería el café todo lo que sufrí? Con una sonrisa lunática, bastante amargada, pero feliz, pongo a hervir el agua en mi pava favorita.
Me explico suavemente a mi misma porque estaba haciendo esto.Me hago la cabeza, me repito mientras abro el armario, y revuelvo entre las cosas. Elijo la cajita de sobres que decía con sabor a durazno y mirándola con ojos nuevos, lo digo en voz alta:
-No quiero nunca mas tomar un café. No quiero acordarme de vos. Es por eso que ahora tomo té.
No me desprendí de vos todavía, lo noté ayer.
Sinceramente (?)
Mandy, mica, mel, quien seas.

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