27.8.11

Vitamina sigue triste

Yo escribía historias en mi cuerpo. En mis brazos, en mi cara. En mis piernas y hasta en las plantas de los pies. A veces escribía nombres, a veces fechas. Eran ilegibles, desordenadas. Mis historias no tenían sentido, nunca nadie las entendió. Creo que en realidad nunca nadie las leyó.
No me gustaban las historias que escribía sobre mi cuerpo. Solían tener un principio, pero nunca se distinguía un final. Siempre al releerlas me quedaba un gusto amargo en la boca, una fea sensación en el estómago.
Yo escribía historias en mi cuerpo. En mis brazos, en mis piernas. En mi cara y hasta en las plantas de los pies. Una vez me inventé un personaje. Creo que se adueñó de mí. Y salía a saludar a la gente, usaba mi cara, mis brazos y hasta las plantas de mis pies. Cuando se iba me dolía, y me dejaba un gusto amargo en la boca, una fea sensación en el estómago. No me gustaba cuando iba y venía a su antojo, porque no me dejaba escribir mis historias.
Mi personaje inventado escribía historias en mi cuerpo. Usaba mis brazos como hojas, tal vez mis costillas como renglones. Deslizaba su pluma por mis piernas, dibujando en las plantas de mis pies.
Hizo de mi cuerpo su historia y de todo esto surgí yo.

2 comentarios:

camila dijo...

tenes un don!

M I C A dijo...

gracias amiguiiiiis. te amo