9.10.11

Por momentos me provoca risas, por momentos me provoca llantos. Son tantas las cosas que quedan pendientes (son tantos los rechazos que no puedo contarlos..) Y es que a veces le sonrío. Pero otras veces improviso una frase genial, para no tener que decir la verdad. Desde lo mas profundo de mi ser nace ese odio irracional, que me va carcomiendo suavemente. No necesito esto. No tengo que guardarme nada más.
Entonces abro la boca para decírtelo todo. Pero algo me interrumpe. No se si son los años vividos, las risas o los llantos. No se si son las cosas pendientes o los rechazos (que son tantos, pero tantos..) No queda nada más. Tal vez te salude, tal vez me olvide de todo. Me parece que es mas fácil guardarlo en mi cabeza para la próxima ocasión en que nos veamos.
Así acumulo rechazos y voy tachando las risas. Las cosas que quedan pendientes ya son tantas como los rechazos. Y no necesito esto, no me guardo nada. Improviso esa frase genial, con esa sonrisa congelada en los labios, pero los ojos siguen igual de fríos. Mis ojos no te quieren mas, lo noto en este momento. Se quedan helados, con ese odio irracional que creía por dentro. Me interrumpo a mi misma (es que son tantos los años vividos, tantos los rechazos, tantas las cosas pendientes..) Entonces solo te abro la puerta y te saludo con la mano. Ya no me río, pero tampoco lloro. Solo me quedo ahí guardándomelo todo.

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