Siempre me resultó fácil distinguir entre lo bueno y lo malo, lo que me lastima y lo que me hace bien. Por eso me confundió sobremanera cuando ignoré la sonrisa que me regalabas. Me dije a mi misma: es sólo una sonrisa. Me dije también "hay tanto por hacer".
Pero el otro día pensé cuan perfectamente alineados estaban tus dientes, como resaltaban tus labios contra el color pálido de tu piel. Lo pensé mientras escribía una respuesta en un exámen. Fue entonces cuando supe que había perdido la cordura.
Sin embargo, ya no me acuerdo de tu voz, de tu perfume, de tu manera de caminar. No me acuerdo si alguna vez te quise o si sólo perdíamos el tiempo. No se si te conté mi historia, mis inquietudes, no se si me contaste las tuyas. Sólo tengo el recuerdo de tu sonrisa regalada; me queda el sentimiento de ausencia.
Ya no se si todo esto ocurrió en realidad.
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