Cantamos melodías antiguas y usadas, esas con un ritmo pegajoso, siempre queriendo mas. Y mas.
Cuanto mas cantás mas quiero de vos, cuanto menos canto menos querés de mi.
Las melodías viejas son enfermas, están podridas. Como telas carcomidas por el tiempo, se deshilachan en el viento y largan un aroma a infinita melancolía. Nos pican los hilos, las melodías viejas se nos hacen sumamente molestas y tendemos a hacerlas a un lado. 
A veces el ritmo vuelve a nuestras cabezas. Cuando estamos solos nuestras bocas se mueven sin quererlo, otra vez estamos cantando esas melodías, nuestros dedos marcan el tiempo y nuestras cabezas también se mueven al compás. Bailo esta melodía antigua, usada, deshilachada y enfermiza. 
Se que estoy podrida por dentro.
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