1.5.19

La nena que se cuestionaba

Al principio lo aceptaste. Te clavaron un vestido para ir al cumpleañitos de tu amigue del jardín. Ay, pero que linda se ve. ¿no parece una princesa?  Subirse al pelotero costó un poco más de lo esperado, pero te las arreglaste como una campeona. El problema fue que en el medio del juego inocente, viste a unos nenes riéndose y señalándote. ¿Qué pasa? ¿Qué pasa? ¿Qué pasa? Te preguntaste, seguro. A (inserte su nombre femenino aquí) se le ve la bombacha.

Un día te regalaron un kit de cocina. Y soñabas con ese juego de té que simulaba ser de porcelana. Mientras tanto, a tu primo le regalaron para navidad tremendas pistolas de agua. ¡Qué divertido! ¿Cómo no se me ocurrió pedirle a Papá Noel una de esas pistolas de agua? ¿Será que en la publicidad de la tele solo los nenes las tienen? Te preguntaste, quizás.

Un día, en plena pre adolescencia, entraste a un colegio católico. Pasaste del guardapolvo al uniforme. Te preguntaste por qué no te tocaba pollera a tablas o cuadrillé, como en las películas. Pero aceptaste esa pollera horrible, azul, lisa y aburrida, sin cuestionarte porque a vos te tocaba pollera y a los nenes les tocaba pantalón. Un día de calor tuviste gimnasia, y te enteraste que las nenas no podían usar short para esa materia. ¿Por qué? preguntaste. La respuesta, entre líneas, decía que como ya tenías 11 añitos, empezabas a tener cuerpito de mujer. Y claro, podías generar algún tipo de “incomodidad” en la mente de tus compañeritos varones. ¿Solución? Pantalón largo aunque sea pleno marzo, o esa pollera horrible con la que apenas podías moverte. Claro está, los niñitos usaban shorts y corrían libremente. Tu mente quizás recordó el día cuando te costó subirte al pelotero usando vestido.

Un día empezaste el secundario y te dio vergüenza ponerte una bikini, seguro. Y otro día fuiste a comprarte un jean a (inserte marca famosa de indumentaria femenina) y el talle más grande no te entró. Te frustraste, te dijiste gorda, y te aceptaste como tal. ¿Por qué las mujeres de la tele son tan perfectas?  Te preguntaste, seguro. Soñaste con el vestido perfecto para tu fiesta de 15. Y a las primeras fiestas a las que fuiste le robaste ropa a tu mamá, porque la tuya era de nena. Y muy probablemente en alguna de esas fiestas algún compañero te robó un beso aunque no querías. O tal vez no te lo “robó” pero tanto insistió que dijiste que “sí”. Quizás por miedo al qué dirán después. Probablemente en alguna ocasión alguno te tocó sin pedirte permiso. ¿Te obligaron a tocarlos a ellos? Conozco a muchas a las que con tan solo 13 años les pasó. Seguro te cuestionaste ¿Me pasa sólo a mí? No te animaste a preguntarles a tus amigas para no quedar como una puta. ¿Seré una puta por besarme con un desconocido en un boliche? ¿Por qué si mi compañero varón se chapa a 5 en una noche es un capo, y si yo me chapo a 5 soy una trola?

Y ni hablar de caminar por la calle, ¿no? Un día finalmente aceptaste (y bajaste la cabeza ante ese hecho) que ir al almacén de la esquina significaba pasar por la obra de la casa de enfrente y comerte un par de chiflidos. A los 11 no entendías, seguramente, lo que esos hombres Te gritaban. Sólo sabías que te generaba una incomodidad, una sensación extraña adentro tuyo. Tal vez caminaste de más con tal de escapar a esos comentarios.  Tal vez alguna vez te pasó que un hombre te mostró el pito en plena luz del día, en plena calle, en pleno transporte público. Más de grande tomaste más conciencia y te empezó a dar miedo, por ejemplo, subirte a un taxi sola. Seguro cruzaste de vereda alguna vez, para evitar un comentario desubicado. ¿Podré caminar libremente alguna vez? Te preguntaste mil veces.

Un día arrancaste a salir de noche. En los boliches te pasó que entrabas gratis sólo por ser mujer ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?  cuestionaste. Era “Ladies night” y todas las mujeres entraban gratis. Pero claro, seguro te comiste una mirada de arriba abajo por parte del patovica. ¿Te pasó que te toquen el culo 50 veces en una noche? ¿Qué te saquen a bailar y que a los dos pasos te tiren la boca? ¿Y que cuando le dijiste que no te dijeran puta, calienta pijas? ¿Y que estés bailando y pase uno y te toque la cara, el pelo, las tetas, lo que sea, haciéndose el capito, pensando que así te va a conquistar? ¿Que te agarren la mano a la fuerza para sacarte a bailar? ¿Salir del boliche de madrugada, y que cuando estás volviendo te siga un auto por la calle?

Un día decidiste que querías ser ingeniera. Tal vez algún macho de tu entorno familiar se rio de vos y te dijo que era una carrera de hombres. Y seguro el primer día te preguntaste ¿porqué de un aula de 100 alumnes, solo 10 son mujeres? Y un día un profesor se burló de vos por no poder resolver un ejercicio. Y otro día un profesor te tiró una propuesta indecente para poder aprobar ese parcial.  Y otro día te recibiste y cobraste menos que tu compañero varón.

Un día te gritaron algo por la calle.
Un día te negaron un puesto laboral por el simple hecho de no tener pito.
Un día te tocaron en el tren.
Un día te ofrecieron un mejor puesto a cambio de sexo oral.
Un día te obligaron a sentir una erección.
Un día te violaron.
Un día te mataron.
¿Será que tendría que haber nacido hombre? Te hicieron preguntarte.

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